Calidad educativa, interculturalidad, liberación y sentido
del buen vivir
Por: Saúl Rivas Rivas
Domingo, 04/05/2014 07:36 AM
http://www.aporrea.org/educacion/a187517.html
Las presentes notas se escriben a partir de un esquema de
nuestra exposición en Upata con supervisores y directores, convocada por la
profesora Denisse Alarcón, jefa del Municipio Escolar el día 22 de abril de 2014.
Sobre calidad educativa y currículo aclaremos- se discute sólo en aquellos
países donde hay una democracia participativa y protagónica y no lo direccionan
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, sustituyendo Constitución
y gobierno nacional para imponer sus antipopulares recetas unilaterales al
servicio del gran capital transnacional, incluyendo censuras y castigos a sus
colonizados. En la práctica, termina disolviendo todos los poderes públicos
Frente a la Constitución escrita, se impone la Constitución Orgánica del FMI,
lo decía el propio Rafael Caldera (1991, antes de su segundo período
presidencial denunciaba la venta de un continente a precio de gallina flaca,
después se incorporó servilmente a esa venta y a los dictámenes del FMI y el BM).
EL CURRÍCULO DEL FMI Y DEL BM
Allí, bajo el abismo del FMI y BM la llamada calidad
educativa y diseño curricular lo imponen desde arriba las transnacionales y el
imperio, según sus mezquinos intereses. El paquete viene completo con el
endeudamiento total, el petróleo a precio de gallina flaca, los ricos no pagan
más impuestos, tampoco pagan al seguro social de sus trabajadores,
transferencia de la deuda privada a la deuda pública, reducción del salario,
recorte de empleos y quiebras ficticias de empresas, privatización de todos los
servicios, liquidando prestaciones, pensiones y jubilaciones, intereses
bancarios fluctuantes a conveniencia del gran capital y como condimento, la
represión policial y militar, complementario al poder mediático desmovilizador.
Lo económico por encima de lo humano, lo social y lo ecológico. ¿De cuál buen
vivir podemos hablar?
Pero con o sin el FMI y el BM, el currículo subliminal de los
grandes medios de comunicación masiva, que entran en tu casa y en la mía, sin
pedir permiso y que ponen a pensar a su antojo como El Pato Donald a nuestros
niños, su elaboración tampoco es consultada con nadie y tiene un alcance mucho
mayor que el currículo de cualquier Ministerio de Educación, de cualquier
escuela, familia o comunidad. Ahora, es increíble que siendo Venezuela hoy uno
de los puntales de internet y de la libertad de expresión, desde el norte se
proclame esta aberración del mundo al revés denunciado por Eduardo Galeano. A
pesar de que ese currículo, nunca se nos consulta y se nos sigue imponiendo
desde los nublados cielos del poder de la dictadura mediática mundial. En
cambio la opinión norteamericana vive secuestrada en las redes del gran
capital, al margen de lo que ocurre en el resto del mundo. El norteamericano
común sigue condenado a un mundo aburrido, estrecho y virtual, ignorando lo que
ocurre realmente en el resto del mundo. Un pueblo que cada vez lee menos y vive
de imágenes, símbolos, estereotipos y matrices de opinión mediática. Es tal el
currículo del llamado mundo libre. Pero ¿quién hace, quien discute, quien
participa en la elaboración del currículo oculto de la educación privada, de la
iglesia y de las universidades autónomas? Sin embargo el sistema de educación
bolivariana promovió una serie de Congresos Pedagógicos a escala nacional,
regional, municipal y comunal, los cuales deben ser nuevamente reanudados. De
la misma manera es importante revisar constantemente el currículo ecológico de
los Consejos Comunales y del Poder Popular, sobre todo con los programas de la
Gran Misión Vivienda para preservar las cabeceras y cuencas de ríos y
quebradas, las montañas, las reservas de bosques, de flora y fauna. Esto con el
entendido de que la vivienda no es sólo la casa o el apartamento, sino también
todo el ambiente. Sin ambiente, sin pulmones verdes, no hay calidad de vida y
sin ella no hay calidad educativa. ¿Bajo qué ambiente vamos a educar?
DESARISTOTELIZAR EL SISTEMA EDUCATIVO
El sabio mirandino Cecilio Acosta ya hablaba en su tiempo, en
nombre de la educación popular, de desaristotelizar el sistema educativo.
Debemos recordar que Aristóteles planteaba: Que unos pueblos nacen para mandar
y otros para obedecer, lo cual significa de hecho que la educación no debe ser
popular, no debe ser para todos. Que unos pueblos son escogidos y una élite
nace predestinada para mandar sobre los ignorantes de nacimiento. Esta ha sido
la base de la educación aristocrática, exquisita y excluyente, de sangre azul
frente a lo rojo plebeyo. Educación vertical de castas, clases y estamentos. Esto
ha marcado la atmósfera espiritual de todas las culturas clasistas en
principio, desde hace unos diez milenios. Pero ha sido el Occidente capitalista
quien lo ha llevado a su climax, a su máximo desarrollo hasta el colapso
planetario. Ha sido justificación de la esclavitud, el servilismo, el
racismo-clasista y patriarcal, hasta las cumbres del apartheid
anglonorteamericano. Está detrás una cierta excelencia educativa reclamada por
las élites meritócratas.
¿A qué nos huele la palabra meritocracia?
¿Es que el academicismo a ultranza sólo sabe hacer lo que
nunca podrán hacer los obreros, y las supuestas razas inferiores, nacidos y
nacidas para obedecer?...
Claro, tampoco nos proponemos un antagonismo entre los
saberes del pueblo y los saberes académicos. Porque no siempre la voz del
pueblo es la voz de Dios y no siempre la Academia es la Casa de Luz que vence
las sombras. Esta es la base justificatoria de la interculturalidad y el
diálogo franco de saberes, entre pueblos y academias, diálogo de civilizaciones.
Como opuestos complementarios.
ALGÚN DÍA LA TECNOLOGÍA SOBREPASARÁ A LA HUMANIDAD Y SEREMOS
ENVILECIDOS (DECÍA EINSTEIN)
El científico Albert Einstein, que muy pronto se declaró
socialista, señaló un peligro inminente: Algún día la tecnología sobrepasará a
la humanidad y a partir de allí tendremos generaciones de idiotas. Entonces
¿qué calidad educativa tendremos si nos dejamos imponer tecnologías
idiotizantes y el desequilibrio del planeta? ¿A qué calidad de educación
acudimos sin calidad de vida y con unas modas hechas para vivir sólo el
instante y desechar toda espiritualidad y trascendencia? Por eso, esta
peligrosa advertencia de Einstein no podemos echarla en saco roto y estamos en
la obligación de ver lo que está pasando en los grandes centros del poder
mundial. De cómo esas tecnologías sobrepasan a sus propios pueblos. Que ya
también lo anunciaba Charles Chaplin en su película Tiempos Modernos frente a
la crisis de 1929., denunciando la mecanización de la fuerza de trabajo en la
naciente revolución industrial y el enloquecimiento colectivo, hasta convertir
al obrero en un tornillo más o en un número: la despersonalización y la ruptura
cósmica y espiritual que ya había anticipado el poeta Walt Whitman en sus Hojas
de Hierba, en su Canto a Mí Mismo.
Señalemos, que la ideología tecnocrática y la educación
tecnocrática están en los antecedentes de ese asalto de la tecnología a la
humanidad y al planeta.
Esta ideología tecnocrática(1959, fase del capitalismo
monopólico) comenzó por privar a las nuevas generaciones de la enseñanza de la
geografía y de la historia para dislocalizarlas, mantenerlas en la eterna
infancia y antagonizar enseñanza de ciencias y humanidades, ciencias y
ecología, cultura y naturaleza. Aparte de ello, terminó por convencernos de que
el único modelo de ciencia y tecnología es el occidental dominante, completando
el discurso único de Occidente: la única ciencia, el (único) método científico,
deslegitimando otras formas de hacer ciencia y de conocer, el mito de la única
religión, el único arte, la única filosofía, la única cultura, la única
civilización. Una nueva edad media laica, auxiliada por una agresiva cruzada
pseudo-evangelizadora de sectas made in USA a escala global. El discurso de la
ciencia única -y de la única cultura- es el discurso único de Occidente a
partir del pensamiento del renacimiento y la ilustración. Columna vertebral de
la dominación cultural, que sintetiza la dicotomía civilización o barbarie, que
inundó y sigue inundando lamentablemente- nuestra literatura nacional y
continental (antagonismo oralidad y escritura, ciudad y campo, trabajo manual y
trabajo intelectual, trabajo intelectual y trabajo espiritual, ciencia y
poesía, filosofía y vida). Indios sin alma, de ayer y de hoy, manos sin alma, ciudadanos
y esclavos. Esclavos y propietarios. Patronos y asalariados.
¿Qué vemos hoy en buena parte de esa juventud de la era
digital, manejando un teléfono celular o una computadora con los oídos
taponados, al margen de su realidad inmediata y trascendente? Si le hablamos no
oye, si le señalamos algo, no ve, sus ojos están derretidos en la pantalla, al
margen de la vida y del sentido pleno del buen vivir. Si lo tocamos no siente,
ni huele, ni piensa Es la denuncia de Einstein, es El Mundo feliz de Adous Huxley.
Ella está muchas veces presa en las redes ajenas de su propio
mundo, un mundo virtual en la tela-araña de todas las manipulaciones y
mariposeos mediáticos del capitalismo, del idiotismo globalizador. Pero esa
juventud cree autodeterminarse, se le maneja y se le busca domesticar hasta en
su rebeldía. Todo se le entrega hecho en una cajita feliz, como al niño en el
Mac Donald. Ello es condenarlo a vivir en la eterna infancia como pueblo sin
memoria, como pueblos sin historia y sin localización geográfica.
Por eso una educación de calidad debe comenzar por
preguntarse ¿educación para qué? ¿Para quién o quienes? ¿Quién educa a quien o
a quienes? ¿Educación unilateral o educación recíproca, de todos, con todos,
entre todos? Superemos esa dicotomía de la ilustración de cultos e incultos,
porque no hay pueblos sin cultura y sin civilización propia. Lo intercultural
implica lo inter-civilizatorio, como parte del diálogo entre civilizaciones.
Hay que poner sobre el tablero a todos los sujetos, actores y
actrices, como lo hizo César Rengifo desde el teatro, el muralismo y la
pintura. Como lo hizo Chávez desde la acción de gobierno: pueblos originarios,
afrodescendientes, mujeres, personas con discapacidad, el soldado desconocido,
el campesino y el mundo sub-urbano. Por tanto una educación de calidad no puede
hacer abstracción de nuestra diversidad cultural y de la interculturalidad que
transversaliza constitucionalmente todo el proceso educativo y las políticas
públicas. Así como una educación de calidad para la independencia y la
liberación no puede ignorar nuestro sentido de la historia, de la unidad y
diversidad territorial y ecosistémica. Ni puede seguir desconociendo los
proyectos históricos de la dominación, desde la conquista hasta hoy. De una
historia que empieza milenios antes de la conquista europea y de la cual César
Rengifo reclamó siempre su reivindicación definitiva, incluso en el terreno del
arte y la cultura. Tiene que ser en el decir de Rengifo, una educación de la
anticonquista, anti-imperialista y anticolonial.
Hay que comenzar por reivindicar el sentido histórico y
geográfico de la patria y de sus pueblos: ¿quién soy, quiénes somos? ¿de dónde
venimos? ¿A dónde vamos? Localización histórica, geográfica, lingüística y
cultural de cada sujeto, de cada actor o actriz personal y social, que deviene
en educación pluri-lingue y pluricultural, comenzando por el respeto a la
lengua materna, la cultura materna en la unidad político-territorial de
nuestros países y regiones en todo el sistema de educación bolivariana.
Paulo Freire, por su parte, nos propone una educación para la
libertad, pedagogías para la liberación. Nosotros proponemos una educación
bolivariana para la emancipación, identidad y dignificación de los pueblos y
culturas, de nuestras localidades, regiones y países, la independencia, la paz
y el amor al prójimo. Una educación para la integración bolivariana nacional y
continental, pero desde una inter-culturalidad irreductible que le permita a
cada pueblo preservar su identidad y cultura, desde su lengua materna y visión
del mundo.
Una educación de calidad no debe ser una educación para
masificar y despersonalizar sino para apropiar y empoderar a los desterrados y
expropiados de este mundo, no sólo de los bienes materiales sino también de los
bienes espirituales de la cultura propia y de su lengua materna.
Restablecer la personalidad individual y colectiva al mismo
tiempo contra el individualismo egocéntrico y el colectivismo ciego. De
creación colectiva para fortalecer y contextualizar la creatividad personal
para el florecimiento del Buen Vivir. Digamos entonces que una educación de
calidad debe hundir sus raíces más profundas en la familia y en la comunidad,
en la cultura propia y la educación propia, que tiene estatus constitucional
como fundamento de la educación intercultural, que preserve los derechos
transgeneracionales al ambiente total, según lo estipula el quinto objetivo del
Plan de la Patria.
Una educación para la independencia, hay que decirlo, debe
asentarse en la unidad cívico-militar como garantía de paz, como factor de
disuasión frente a las apetencias oligárquicas y del poder imperialista. Una
educación de calidad debe saber refinar estrategias y mecanismos para la paz y
el sentido de la vida, hacia el sentir y el buen vivir Como garantía de paz con
justicia en el decir del profeta Isaías Sobre todo cuando sabemos que la mayor
fuerza de la impunidad viene del norte: del imperialismo norteamericano y del colonialismo
europeo, del complejo militar industrial a través de la dictadura mediática
mundial. No es sólo un problema legal sino también de correlación de fuerzas
mundiales.
Una calidad educativa se labra con una educación ecuménica
para la paz y la tolerancia, priorizando la confraternidad entre los pueblos
para evitar lo que Paulo Freire llama violencia horizontal: enfrentamientos de
pueblo contra pueblo, odios raciales, religiosos, entre nacionalidades,
inter-étnicos, de género, inter-comunales, intra-vecinales.
En síntesis, intolerancia filosófica, ideológica y sobre
todo, política, producida desde los grandes centros del terrorismo imperialista
y mediático mundial. Es inadmisible hoy, la intolerancia política. El que yo
trate de negarte o de matarte porque pienses diferente a mí no cabe en ninguna
educación de calidad y menos en una educación intercultural y de espíritu
ecuménico.
Una educación de calidad debe ser entonces, una educación
diferenciada en lo horizontal (diversidades de pueblos y culturas, equidad
intercultural), pero igualitaria en lo social, buscando la abolición de las
irritantes diferencias sociales de castas, clases y estamentos.
La interculturalidad debe comenzar a formar parte de la
naturaleza misma del Estado Docente, no como un componente más, sino como parte
de su propio ser histórico y cultural.
Dado que no hay educación, ni ciencia, ni tecnología neutra,
El Estado Docente Intercultural debe formar hombres y mujeres
de espíritu intercultural, donde podamos convivir pacíficamente creyentes de
distintas religiones, agnósticos y ateos, según su formación cultural para
otros mundos posibles en el socialismo del siglo XXI.
Paulo Freire señala que toda sociedad busca formar sus
hombres y mujeres a su imagen y semejanza y según sus intereses.
Ahora, agreguemos nosotros, respetando la diversidad cultural
y lo multisocietario dentro de un proyecto histórico de liberación de largo
alcance. Donde se exprese lo inter-nacional, lo inter-filosófico, lo
inter-religioso, lo inter-artístico, lo inter-científico, lo inter-tecnológico,
revalorizando las ciencias y tecnologías de convivencia, lo
inter-civilizatorio, frente a la pretensión unilateral de civilizar al otro
diferente, al otro conquistado y dominado, al otro sometido y explotado. Donde
se exprese lo Nuestro-Americano, conviviendo patria chica y patria grande.
Conviviendo lo macrosocial con lo microsocial, lo microcósmico con el
macrocosmos y viceversa.
Venezuela sigue siendo un país con un problema crónico de
identidad nacional, regional y local: por arte de magia, siempre lo que viene
de afuera es lo mejor y siempre lo de aquí es lo peor, según reza esta patológica
ideología de dominación, agudizada con el advenimiento de la era petrolera como
neoconquista y recolonización.
Una educación de calidad es una educación para fomentar el
espíritu de trabajo, pero entendiendo que el trabajo es sólo un medio de realización
personal y colectiva y no un fin en sí mismo.
Con espíritu de un trabajo liberador y creativo. De un
trabajo fecundo con pleno sentido del Buen Vivir. Algo todavía un tanto difícil
en la economía rentística-petrolera y minera, donde no hemos tenido un
empresariado diferenciado del parasitismo de la economía de puertos, de
economía de importación, salvo algunas excepciones lúcidas, que también las
hay, pero se las ignora. Antes los Grandes Cacaos vivían del trabajo esclavo y
semi-esclavo, de los monocultivos del café, del tabaco y del cacao. Desde la
conquista y la colonia, antes de la neoconquista del petróleo, ya había
comenzado el vivalapepismo de la clase dominante, que luego se trasmitiera por
contagio- a amplios sectores de nuestro pueblo. Por eso César Rengifo también
vio a través de su arte la subcultura del petróleo como otra conquista, un
nuevo envilecimiento y se propuso devolver el arte y la cultura al pueblo, de
donde procede, pero que ha sido expropiado de ellas. Digamos que la clase dominante
generalizó este fenómeno como la flojera del venezolano, visto ideológicamente
en tanto producto de una herencia indígena y africana, mientras que al europeo,
en el decir de Darcy Ribeiro, se le atribuía una vocación natural para el
progreso y desarrollo.
Lo cierto de todo es que desde los primeros días de la
invasión europea, se viene cultivando por parte de la clase y de la cultura
dominante una penosa cultura del facilismo como arma de conquista y
colonización. Una cultura del juego y del vicio, que ya venía en los barcos de
Colón (plagados de juegos y apuestas). ..Que ha encontrado en la era petrolera
y en una burguesía parasitaria, pitiyanqui, desnacionalizada, agrupada en
Fedecámaras desde 1944, su mayor esplendor y desarrollo, promoviendo el
adormecimiento de un sector importante de nuestra juventud y de nuestro pueblo
adulto. Esto aunado a la promoción de un consumismo descomunal contra cualquier
capacidad de ahorro y de trabajo compensatorio. De ahorro no sólo del salario
sino también de la energía y de otros servicios públicos, como el agua, cuyo
agotamiento ya está a la vista, incluso en Guayana y Amazonas. De modo que esta
cultura del facilismo es también una cultura del derroche cultural y ecológico,
convirtiendo todo, desde los bienes más indispensables para el buen vivir, como
la alimentación de la cesta básica, en un vulgar y descomunal negocio.
De esta manera planteamos responsablemente que si no puede
haber una educación de calidad sin calidad de vida, tampoco puede haber
educación de calidad bajo los cánones coloniales de una falsa cultura del
facilismo como arma de conquista. Esa falsa cultura del facilismo no se supera
sin una educación solidaria, que eche las bases de la nueva formación
socialista, ecoproductiva, para otros mundos posibles.
Referentes indispensables hoy, para los formadores de
formadores, que tenemos como requisito formarnos en el seno del pueblo, con el
pueblo y desde la cultura propia sin antagonizar necesariamente con una cultura
hegemónica hispanocéntrica, eurocentrista, ahora piti-yanqui, entreverdada con
la llamada cultura única mestiza mal llamada cultura general o cultura
universal. Pero que debe ser constantemente deslastrada de sus cargas
ideológicas, castrantes de nuestra creatividad y de nuestra diversidad
cultural. Lo verdaderamente universal es también local, de alguna manera. Lo
verdaderamente universal deja de ser imperial, hispanocéntrico, eurocéntrico y
sobre todo anglonorteamericano- centrista- imperialista al servicio de los más
connotados apartheid del mundo moderno, tan combatidos por los Gandhi, los
Mandela, los Malcum X y los Luther King.
Desde la Cátedra Libre e Intercultural César Rengifo, nos
atrevemos a proponer una Constituyente Cultural y Educativa para la
operatividad de los derechos constitucionales denominados Culturales y
Educativos y los irrenunciables derechos del ambiente total para la salvación
del planeta. Para promover una revolución cultural.y educativa. Pero esta
constituyente cultural y educativa tendría que involucrar a la educación
pública y privada en todas sus manifestaciones, involucrando también la
apertura de las universidades autónomas, que no pueden seguir al margen de los
intereses nacionales, regionales, locales y continentales dentro de la
mundialidad actual. El mismo Papa Francisco en fecha reciente nombró a Simón
Bolívar y a San Martín para convocarnos a la integración latinoamericana y
caribeña. Sin embargo, la gran mayoría de las cúpulas católicas y del
continente y de nuestras academias, siguen siendo contrarias al bolivarianismo
y a la integración continental, atendiendo a financiamientos externos y
cruzadas pseudorreligiosas made in USA.