Remuneración estancada suma
descontentos
y el Perú crece para pocos
Por Carlos Villacorta Valles
Sin complicaciones academicistas,
filosóficas y economicistas, frente a la convulsión mundial que vivimos y la
convulsión social del Perú en particular, me motiva estas reflexiones en voz
alta: debo decir que el problema principal y de fondo del planeta,
especialmente del Perú, son los grandes y poderosos grupos de poder económico
que dirigen las inversiones y el crecimiento. Para ello, toman el poder del
Estado cada 5 años (Perú) y acomodan a la izquierda* en este proceso.
Como si la política fuera un
almacén del olvido y refugio de delincuentes, promueven personajes que, una vez
gobierno de turno, sacan a relucir lo que son en realidad y representan y
sirven a esos grupos de poder, con sorna y desvergüenza; además porque reciben
un determinado porcentaje por cada inversión que dejan pasar.
¿Cómo te explicas entonces, que un
gobierno de turno, defienda hasta la muerte a un monopolio inversor en contra
de los propios peruanos, dueños de la riqueza?
Los medios de comunicación,
pertenecientes a esos grupos de poder, promueven tales políticas económicas,
culturales y educativas en su esencia y luego nos distraen con programas
narcóticos, en dosis masivas de alienación colectiva (por no decir embrutecimiento
colectivo): desde el mediocre fútbol, Juegos “cómicos” y del “hogar” para ellas
y ellos, hasta principalmente aventuras eróticas de mal gusto de “famosos” y
famosas” y sus problemas familiares. Desean hacernos olvidar que los conflictos
sociales son por irresponsabilidad de los propios gobernantes, de sus
incumplimientos de promesas y compromisos y la andanada del incremento de
precio de los alimentos que cada vez es más lastimoso...
Se dan el lujo extremo derechista
de definir cuánto vamos a ganar los trabajadores, sin afectar sus ganancias.
Con diversas argucias y palabritas llamativas “modernas” como “meritocracia”,
“competitividad”, “calidad”, nos hacen pelear entre trabajadores, con nosotros
mismos; mientras ellos se pelean por quién gana más y paga menos impuestos
posibles; con ellos no va la “meritocracia”, cambian sus personajes de acuerdo
a la ocasión; convierten “derecha” en “izquierda”; “izquierda” en “derecha” y
fabrican “terroristas” a granel. Así también, con sutiles promesas incumplidas,
van acumulando frustraciones populares y hacerlas reventar en el momento
preciso que necesitan de los conflictos sociales.
Es pues de esta manera que los
trabajadores y los pueblos excluidos, pueden soportar décadas de frustraciones,
hambre y miseria, controlados en su mente y sus sentimientos, sembrados de ese
pesimismo artificial, para tener siempre miedo. Autoconversaba filosóficamente
y coincidía plenamente, en la necesidad de demoler con esta situación engañosa
social fabricada, donde nos hacen no ver lo que estamos viendo: grupos de poder
que nos crean ilusiones. Visto así, con toda claridad, me tengo que convertir
en autogobernante y tomar el control de mi vida, dejar de ser sólo individuo y
convertirme en sujeto colectivo, capaz de luchar por la transformación social
con lealtad y transparencia. No más obediencia ciega.
Es mi mayor deseo, para los
conflictos sociales hoy levantados en huelgas, movilizaciones y toma de calles,
que hasta estos derechos están penalizados. Que podamos ver con claridad que,
esas cifras maravillosas del crecimiento económico y esos miles de millones de
dólares guardados por el Estado en la “Caja Fiscal”, que sirven sólo a los
grupos de poder, nos indignen y nos hagan protestar con infinita mayoría como
somos y podamos flexibilizar los salarios estancados con voz de aumento para
todos los trabajadores activos, cesantes y jubilados.
Deben entonces ser atendidos en
su integridad los trabajadores y pueblos excluidos, empezando por los que están
en conflicto activo y, sin entrar en detalles de cada conflicto, quiero
referirme al del magisterio como profesor que soy.
¿Por qué la mejora económica,
social y profesional de los profesores siempre ha sido mezquinada?
Sencillamente porque, el sistema
educativo capitalista que vivimos, representa los intereses de esos grupos de
poder y, no les interesa el sistema educativo público (estatal); ellos tienen
sus propias escuelas capitalistas; lo que quieren es por el contrario, adecuar
el sistema público al privado, por eso la Ley del profesorado N° 24029, que
recoge algunas bonificaciones de lucha magisterial, nunca fue financiada; de
las tres que están en debate actual es la mejor con todas sus limitaciones y
carencias. Por eso también pretende ser derogada por la Ley de Reforma Magisterial
del Ejecutivo, que es copia fiel de la Ley de Carrera Pública N° 29062, que no
lo toma en cuenta para mejorar al magisterio, sino para desaparecer y mutilar
sus bonificaciones que están contenidas en la tal 24029: Desaparece por ejemplo
el porcentaje por preparación de clases, se quita una remuneración por tiempo
de servicio (ART. 54); por luto y sepelio (ART. 58), desaparece la estabilidad
laboral y es cambiada por un sistema de contratos típicamente característico del sistema privado, etc. Con este
sistema legal del profesorado, lo único que se va a lograr es que la educación
pública baje peor su calidad, porque se estructura a los profesores condiciones
de trabajo más difíciles, una “meritocracia” oportunista e individualista de
broncas masivas por ascender, distracción que se suma a los existentes de otros
trabajos para sobrevivir. En cambio, la enseñanza privada es favorecida y es la
única que va a conocer mejoras y un auge mayor. Una forma sutil de transferir
al mercado la educación, junto a sus profesores y alumnos. Una especial forma
privatista.
Los famosos aumentos
magisteriales del que tanto hablan que viene con la ley, es falso de toda
falsedad, sólo están referidos al ascenso de nivel que ahora van a ser ocho,
hecho que no favorece al profesor, porque sólo le aumentan años para llegar al
último nivel que ahora sólo es 20 años de duración y con los ocho niveles pasa
a 30 largos años; además con este ascenso de nivel típicamente privado, con
porcentajes de profesores para ascender, están creando élites de profesores
favorecidos y, lo que es peor, privilegiados por los grupos de poder y gobierno
de turno, que accederán a esos puestos por coima, amiguismo y politiquería
barata, que es característica principal en el mando y gobierno del país. Finalmente
el aumento también es mínimo para los privilegiados, más sólo serán niveles de
obediencia. Por eso la gran batalla de los maestros por la vigencia de la Ley
24029. Comprensible su indignación y protesta. Los maestros se merecen todo.
En semejante situación
¿Acaso los maestros tienen otra posibilidad que no sea el de luchar para
defender sus derechos?
El pueblo lo debe conocer, los
padres de familia lo deben conocer, los propios profesores lo deben conocer.
Nadie apoya lo que no conoce ¿Qué esperan para hacerlo conocer?
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*El proceso histórico social ha
dividido al mundo y a las clases sociales en pugna, en dos grandes bloques
políticos: izquierda que representa al pueblo y derecha que representa a los
grupos de poder. El año 1789, después de la sangrienta revolución burguesa
francesa, se reconoció a la reunión de los 3 Estados existentes como Asamblea
Nacional, en dicha Asamblea los grupos de poder (Nobleza, clero y burguesía del
I y II Estado) se sentaban a la derecha y, los Comunes, del III Estado (pueblo,
obreros, campesinos, pequeña burguesía) a la izquierda. Y como es lógico, cada
quien defendía su posición en los debates.
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