Carlos Villa Valle, poeta de la selva, San
Martín Moyobamba. 5 poesías para su amable difusión. Compartiendo siempre
poesía. Tienen regionalismo selvático y al último de cada poema van sus
significados.
Poesía locura extraordinaria
Antes,
escribir poesía era un simple y acomplejado gusto estético de acomodar palabras
y sólo crear belleza, lejos muy lejos de los problemas humanos, sin
preocupación del mensaje, razón por la cual sólo se acercaban lectores de esa
dimensión y con más respaldo económico. Se decía que escribir poesía era una
cuestión de ilusos y románticos, porque es lo que menos se lee.
Hace
más o menos un siglo atrás, la poesía abrió su corazón y su cerebro a lo humano
y lo social; liberó su verso pero sin perder lo estético. Verso libre, estética
libre, poeta libre, de tal manera que aumentó poetas más que lectores,
convirtiéndose eso de escribir poesía en una locura extraordinaria, en un bello
instrumento para impulsar la paz, la libertad, la justicia y una mejor sociedad.
Ahora nos toca aumentar lectores. Hay que ir al pueblo Y cantarle versos de
liberación. Sólo si eres libre puedes liberar a los demás.
DESTINO
Yo no
maldigo
las
tinieblas
sólo
enciendo
la luz.
A MI MADRE
Mi madre
era caridad,
amor y
solidaridad.
Mujer:
arcilla guerrera.
Mujer:
dulce rumi.
Pura
selva. ¡Mamilluini!
Hubiéramos
sido doce,
se les
murió la primera
tose,
tose y tose.
Era muy
pobre como muchos.
A veces
no tenía que servirnos,
entonces
mascullaba la miseria
y
repartía sus virtudes.
Mujer:
trigo postergado.
Mujer:
valiente muro de amor.
Era muy
bonita, bonitilla
como ella
sola, Doña Aguedita.
Con sus
dedos la vida araba
y con sus
lágrimas la regaba,
sacaba el
pan como una náufraga
y
sin fragua la multiplicaba.
Y más
hermosa como madre.
Y más
grande como “padre”.
Nunca fue
ausencia.
Me enseñó
la escucha y la firmeza,
duro con
la lucha, tesón y entereza,
que el
hambre y la pobreza,
son
invento de unos pocos,
y
combatido será con buenos cocos.
Sólo
mashaquear y mashaquear.
El
maldito cáncer, a traición
la atacó
sin contemplación
y, con la
muerte al instante
forcejeó
desafiante.
Un mes,
el oncólogo ignorante,
triste
había dicho.
No seré
tu capricho,
un
primero de noviembre moriré.
Y así
cumplió lo dicho,
fue como
ella quiso.
Chagnó la
muerte.
De enero
terminal que se pronunció
1º de
noviembre falleció.
Para no
vivir de aflicciones,
de su
vida saco lecciones.
Su
recuerdo es aliento, acero puro.
Mujer:
valiente muro de amor.
Muy
seguro con su partida
sólo nos
adelantó la ida,
ley
natural de la vida.
¡GLORIA
ETERNA DOÑA AGUEDITA!
Regionalismo selvático:
Rumi.- Piedra.
¡Mamilluini!.-
Interjección de pesar y dolor.
Bonitilla.- Hermosa, guapa.
Cocos.-
En la selva hace referencia al estudio y la reflexión.
Mashaquear.-
Insistir.
Chagnó.- De chagnar, amarrar.
POESÍA PLANETARIA
Heródicamente
sangriento
el
capital flamea su ismo.
Sin
importar el mañana,
como
estúpida alimaña,
enciende
el follaje
para
extraer el potaje
intoxicándose
de monedas.
Los
dardos de humo Co2
hieren al
mundo y sus tratados,
trituran
su verde fertilidad
y calientan
sus arterias cósmicas.
Luego el
deshielo planetario
trastorna
el mar y su poesía,
ensangrentando
sus alas
desnudas
de playa.
Tiernos
como frágiles mariposas,
caen
primero los niños y las hojas.
Los
árboles sacuden su cabellera ploma,
tristes
se echan al hombro sus raíces
y se
pierden en el horizonte.
Poesía
planetaria,
lanza tu
grito matorral,
organiza
las orillas de los ríos
y
establece el mañana verde.
No nos
quedemos a esperar.
BANDERITA PERUANA
Banderita
peruana
Pacuyada
por shicaperos
Yanayacus
de la corrupción.
Siempre,
siempre mancillada.
Siempre,
siempre utilizada.
Desde tu
mástil observas
la niñez
escolar sin escuela
juventud
trabajadora sin trabajo.
Sacude en
cada flama banderita
Huayra
churi libertario.
Banderita
peruana
No te
dejes mancillar
Banderita
peruana
No
flamees
al
gobernante uñasapa.
Regionalismo selvático:
Pacuyada.- Sucia, ensuciada.
Shicaperos.-
Ladrones.
Yanayacus.- Aguas negras.
Huayra churi.- Remolino
de viento.
Uñazapa.- Ladrón, raterazo.
NIÑO DE LA NADA
Mi dolor
se ilumina como sangre
desierta.
Baja como
lluvia seca aurorada
frente a
ese montículo de niños
tumba-umas, de casas sin puertas
con
nombres desfigurados y
apellidos
enterrados.
La calle
también es privada
y tienes
que vivir bajo los puentes,
abrigadito
con la mortecina luz
de tus
negras costras habladoras.
Niño de
la nada,
del
cerro, el pedregal, el polvo,
la orilla
y el puente.
Los
molestas como moscas
y vives
como si no viviera nadie.
Uno a uno
caminando
a bordo
del silencio
barridos
en albergues
para que
no hables
en la
ferias comerciales,
grandes
cumbres planetarias
del
verdugo y el oro.
Niño de
la nada,
levanta
tu bandera invisible,
que lo
vean todos los dolores,
las lágrimas
y el apetito postergado.
Que
brille gota a gota,
la roja
sangre polvorienta
derramada
en combate y sudor
empapada
de firmeza.
Niño de
la nada,
amarra tu
sufrimiento,
tu hambre
y dolor.
Encadena
tu ignorancia
y sale a
buscar sabiduría
ciencia y
batallas.
Niño de
la nada,
quema tus
temores escondidos,
escupe el
mar y las tinieblas
levántate
y cobra tus desvelos.
Anda,
camina en la felicidad conquistada.
Regionalismo selvático
Tumba-uma.- Cabello revuelto.