"En nombre de la
naturaleza humana, de la que tanto he hablado, me rebelo contra ese
"pragmatismo" despreciativo y afirmo una práctica educativa que,
coherente con el ser que estamos siendo, desafía nuestra curiosidad crítica y
estimula nuestro papel de sujeto de conocimiento y la reinvención del
mundo. A mi entender, ésta es la práctica educativa que exigen los
avances tecnológicos que caracterizan nuestro tiempo....
Al despolitizar la educación
y reducirla al terreno de las destrezas, la ideología y las políticas
neoliberales terminan por generar una práctica educativa que contradice u
obstaculiza una de las exigencias fundamentales del mismo avance tecnológico,
la de preparar a sujetos críticos capaces de responder con presteza y eficacia
a desafíos inesperados y diversificados. "
Paulo Freire, p. 136, La
pedagogía de la indignación.
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