Sigue el diálogo:
Escribe José Rouillon: Pablo, una
sola pregunta: ¿es verdad que en donde ha habido inversión en la minería ha
habido mayor pobreza, y sus consecuencias....?
Responde Pablo Secada: No lo sé.
Creo que sí.
Yo si lo sé Pablo. No debió haber
sucedido a sí, pero así fue. He leido mucho y sigo leyendo y estudiando, pero
he caminado horas y horas durante muchos años, más cuando era joven- entre los
cerros y los pueblos a lo ancho y largo de nuestro país, y constatado que su
gente -nuestros pueblos, nuestros hijos y hermanos peruanos- vivía en la mayor
pobreza y miseria, con alta mortalidad infantil, con esperanza de vida que
llegaba a los 50 años, sin una posta médica, con población iletrada femenina
que llegaba al 70%, con una vida comercial de autoconsumo, con un Estado
inhumano-capturado por las empresas privadas que solo buscan su mayor
rentabilidad- que los tenía abandonados, sin apoyo a su agricultura, sin
créditos, con niños que tenían que caminar 15 km. para llegar a una escuela,
etc... eso sí, las inversiones no los beneficiaban, crecían los
super-latifundios, los bancos usureros que funcionaban y funcionan con
la plata de la propia gente -¡mira sus cuentas, inversiones,
propiedades y edificios!- y las construcciones actuales de torres de viviendas
con precios casi prohibitivos, con cobros de altas tasas de interés, y con un
resultado final: el enriquecimiento de unos pocos. Esto es realidad y no
ficción. No hay capitalismo con rostro humano por más que pretendan engañar. No
tiene alma ni conciencia.

Así ha sido Pablo, los
inversionistas -nacionales y extranjeros- que tienen nombre y apellido se la
han llevado, y se la llevan, y han dejado a nuestros pueblos abandonados, con
plomo en el pulmón de nuestros niños, tomando agua contaminada, tierras
arrasadas, niños que no terminan ni la primaria, abandono de la educación
pública, y de la rural, con la educación privada en un 60% actualmente,
nuestros campesinos muchos tenían que huir o salir de sus pueblos y tierras
-problema migracional- porque nadie les da ni les daba esperanza alguna de vida
y bienestar. No hablemos por ahora de la justificación de los grandes
latifundios, de la corrupción ni de sus autores y/o actores.
Estás y estamos de acuerdo que
todo esto debe cambiar, pero a fondo, no por encimita. No como hacía Cantinflas
en el Sr. Barrendero, poniendo la basura debajo de la alfombra para que no se
viera! ¿Por qué seguir distrayendo? ¿Por qué no se quiere respetar la Consulta
Previa, y se la amaña y reglamenta durante años y más meses para obviar su
obligatoriedad y vinculación con la voluntad de los pueblos? ¿Por qué se manda
tropa? ¿Cuánto cuesta eso? ¿Queremos otra Bagua? ¿Quién crea la violencia? ¿Los
campesinos? No, no es así. El pueblo está cansado de esperar y que le mientan
siempre. Me refiero a la violencia estructural del sistema. No debemos irnos
por las ramas.
Pablo, parece que algunos cuando
más estudios, méritos y títulos tienen, -¿cómo han crecido las universidades
privadas y las variedades de títulos, diplomados y especializaciones para
servir a los más ricos- digo que algunos, parece que se vuelven más
eruditos, pero irresponsables e insensibles hasta los huesos, se vuelven ciegos
y sordos, se olvidan y niegan o tuercen la realidad, reemplazándola por teorías,
estadísticas que se acomodan a su gusto, y publicación de libros, y son
contratados por las grandes empresas capitalistas.
La desigualdad crece a pesar de
las inversiones y crecimiento económico relativo de unos cuantos sectores, pero
con programas sociales asistenciales crónicos para calmar la conciencia y
modernos. No ven los problemas estructurales.

Otros piensan que con mayor
penalización y represión y tropa en las calles van a solucionar los conflictos.
Están absolutamente equivocados. Colombia ni Honduras son ejemplos.
Pablo, dicen los abogados, que si
alguien debe algo, lo debe pagar. Bueno, entonces, hay una
deuda histórica de 500 años, que quiénes la deben y son los
responsables actuales, la deben pagar. Ya.
Pablo, nuestro país necesita
otro direccionamiento, otra visión, otro proyecto y modelo de desarrollo y
menos programas sociales. Si, menos programas sociales, aunque suene a
escándalo. Desgraciadamente, es casi, un puro engaño.
No mentir, no robar, no ser ocioso.
José.
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