lunes, 24 de diciembre de 2012

♣ LA CIA PROMUEVE DEMOCRACIAS Y DICTADURAS


Manual de la “promoción de la democracia” según la CIA & Co
István Ojeda Bello
Rebelión

“Creo que debe ser política de Estados Unidos apoyar a los pueblos libres que están resistiendo los intentos de minorías armadas o las presiones extranjeras. Creo que debemos ayudar a los pueblo libres a decidir sus destinos según su propia manera.”

                                                        Harry Truman 12 de marzo de 1947.


Con mucha razón se dice que los funcionarios del gobierno de Estados Unidos han desarrollado un verdadero “arte” de fabricar oposiciones e interferir en los procesos electorales de naciones extranjeras, todo en nombre de la “promoción de la democracia”. Son verdaderos expertos en encubrir con eufemismos y palabras altisonantes acciones y métodos que escandalizarían a su opinión pública si se le explicara de manera clara.

A continuación señalamos algunas de los principios generales y las variantes que generalmente aplican para desestabilizar y/o derrocar a gobiernos por ellos considerados “hostiles” mediante la vía “democrática”.

1. El cartelito de “totalitario” o “enemigo de la democracia”

Si usted, presidente o primer ministro, escucha a los voceros del Departamento de Estado decir que su país es la "vanguardia de la tiranía" o que es “una amenaza para la estabilidad de los vecinos” y de los propios Estados Unidos: esté alerta. Aunque su nación se ubique a miles de kilómetros previo a afirmaciones como la anterior o muy parecidas, ya toda la comunidad de inteligencia estadounidense estará ejecutando planes para subvertir el orden interno de su país.


La alerta se justifica porque declaraciones de este tipo son el aviso de que las maquinarias de la Agencia para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development, USAID) y la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democraty, NED) financian a todo tipo de organizaciones de la sociedad civil para que se opongan al gobierno considerado “no agradable” o “incómodo” por EE.UU. y sus aliados.

La propia USAID en un informe de 2003 dejó bien claro que: es posible aportar una ayuda a los reformadores [entiéndase ONG y partidos afines] que permitirán identificar a los ganadores y perdedores más importantes, desarrollar la construcción de coaliciones y de estrategias de movilización y elaborar campañas de relaciones públicas […] Ese tipo de ayuda puede representar una inversión para el futuro, cuando un cambio político otorgue el verdadero poder a los reformadores. [1]

En el texto además se planteaba que los regímenes “amigos” serían recompensados con financiamiento para proyectos de desarrollo mientras que los países “hostiles” serían blancos de programas de “reformas” aplicadas por organizaciones no gubernamentales. Debemos aclarar que decir eso fue simplemente llevar al papel acciones que la USAID ejecutaba desde su fundación por el presidente John F. Kennedy en 1961.


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