EL CAPITALISMO SE VISTE
DE IZQUIERDA EN EL MUNDO PARA ENGAÑAR A LOS POBRES. BRASIL POR EJEMPLO FUE
ENGAÑADO MÁS DE DIEZ AÑOS POR LULA. EN EL PERÚ NI QUE HABLAR.
James Petras: “Tras el populismo de Lula se
escondía un proyecto neoliberal”
Entrevista al
sociólogo norteamericano James Petras.
Emisora uruguaya “Radio
Centenario”,
“La principal preocupación del
populismo del PT es apalancar el capitalismo brasileño”,
dicen los comunistas brasileños.
27 junio,
2013
En una reciente
entrevista concedida a la emisora uruguaya “Radio Centenario”, el sociólogo
norteamericano James Petras manifestó su convicción de que la política que se
ha seguido en Brasil desde la época de los gobiernos de Lula, no tiene nada que
ver con las necesidades populares. Petras cree que lo que se está construyendo
en ese país es un proyecto agro minero de populismo neoliberal, encubierto
bajo la imagen de Lula, que se presenta como “amigo de los pobres”.
La verdad es que
durante años, y a contracorriente con la opinión de muchos “progresistas“
europeos, James Petras ha venido denunciando no sólo la profunda corrupción que
afecta al conjunto del Partido del Trabajo, la organización política que ha
liderado Lula, sino también la falsa fachada popular tras la que se han
refugiado los gobiernos de Lula y Rousseff. Los hechos últimos no han hecho
sino confirmar sus acertados pronósticos de antaño.
“Mientras
Brasil acumulaba enormes recursos económicos
- precisa el sociólogo estadounidense – a
partir de los altos precios de las materias primas, muchos académicos pensaron
que los programas “anti pobreza” permitirían que mucha gente engrosara las
filas de la clase media, y con el consumo que ello generara, se produciría un
nuevo modelo progresista”.
Pero lo que en realidad
estaba pasando – opina Petras- era una cosa muy diferente.
“En
Brasil se estaba produciendo una enorme concentración de beneficios, una enorme
acumulación de capitales y una buena parte de él pasaba directamente a las
multinacionales y a las cuentas bancarias situadas en el exterior. Era conocido
cómo en Nueva York, Florida y Miami, los brasileños compraban fastuosos
apartamentos de un millón, dos millones de dólares”.
“Pero los
“progresistas”, los intelectuales propagandistas del régimen de Lula, como Emir
Sader, propalaban la idea de que lo que realmente Lula -y después Rousseff-
estaban construyendo era un nuevo “modelo progresista” que trataba de combinar
el bienestar social con el crecimiento económico”.
James Petras cree que
es verdad que algunos ingresos elevaron el estándar de vida. Pero, en cambio,
la vida cotidiana no hizo más que deteriorarse. “Es decir, que si cuantificabas el
ingreso de los pobres, éstos habían crecido entre un 20 y un 30%, en términos
nominales. Pero los gastos para vivir, las condiciones de vida, los hospitales,
el transporte, las escuelas no habían recibido ningún tipo de subvenciones”.
La verdad es que el lugar donde iban a parar esas subvenciones era a
sectores los claves de la economía brasileña: el primero era el sector agro
minero, que constituía el motor del crecimiento -exportaciones de minerales,
petróleo y agricultura, soja, carne. El segundo sector beneficiado eran los
macroproyectos que llenaban las cajas de los grandes contratistas. Y el tercer
sector lo formaba la enorme explosión de corrupción que se movía y crecía
alrededor del entramado de esos contratos.
“Esa
coexistencia entre corrupción, enriquecimiento y la incapacidad de atender las
exigencias populares quedó en evidencia por muchas razones”,
explica Petras. “Por
razones de la mistificación de Lula como demagogo populista y después con
Rousseff con la esperanza de que ella podría por lo menos eliminar la
corrupción que estaba fuertemente ubicada en todos los niveles del gobierno y
del Partido del Trabajo“.
“Sin embargo, la
paciencia de la gente terminó acabando. El gobierno se involucró en enormes
gastos multimillonarios para el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos. La
gente ya no aguanto más. Pensar, como hacen algunos, que sólo fueron los 20
centavos de aumento del transporte lo que provocó la explosión, es una
expresión de ignorancia supina. Como es igualmente falso pensar que millones de
personas sólo han protestado por mejoras en los servicios públicos”.
“La
causa del estallido - subraya el académico
norteamericano – ha
sido el conjunto del sistema, la construcción de una economía, donde toda la
riqueza y todas las subvenciones están concentradas en una pequeña élite agro
minera y en los banqueros y contratistas que se benefician de este proyecto. El
problema es isotérmico, no es por un simple cambio de políticas públicas. Es la
estructura de poder que está influyendo sobre las políticas de Lula y Rousseff,
la estructura que concentra poder en los grandes agro negocios, dueños de minas
como “Vale de Doce”, y otras empresas”.
LOS COMUNISTAS DICEN
QUE EL GOBIERNO ESTÁ APALANCANDO AL CAPITALISMO BRASILEÑO
Por su parte, el
Partido Comunista brasileño ha marcado con energía su distancia del gobierno
populista de Rousseff, indicando que en Brasil la creciente fascistización del
Estado tiene que ver con la opción del gobierno de evitar la crisis del
capitalismo con más capitalismo.
“Es precisa mucha
represión para profundizar la privatización de nuestro petróleo, de los
puertos, aeropuertos, carreteras, para expulsar a los indios de sus tierras,
“flexibilizar” derechos, adoptar un Código Forestal para el agronegocio,
aliviar y favorecer al capital. En nuestro país, la explosión popular tardó en
aparecer, en función de las ilusiones sembradas en 10 años de un gobierno que
se dice de “izquierda”, pero cuya principal preocupación es apalancar el
capitalismo brasileño”.
“Es evidente -continua
diciendo la declaración emitida por los comunistas brasileños – que el aumento
de las tarifas fue sólo una chispa para un movimiento que tiende a crecer y que
tiene raíces en una insatisfacción sistémica. Tuvo el mismo efecto catalizador
que los árboles de la plaza Taksim, en Turquía. Pero en la raíz de la
indignación está el desmantelamiento de la salud y la educación, las
privatizaciones, la brutalidad policial, la corrupción, la injusta distribución
de la renta, la inflación, la precarización del trabajo, la falta de
perspectivas para la mayoría de los jóvenes y, sobre todo, el sentimiento de
traición del gobierno y la farsa de la democracia burguesa”.
Departamento 19
Autentico
Colectivos: de New
York, New Jersey, Los Ángeles ,Florida, Missouri,
Milwaukee, Minnesota,
Utah, Pensilvania.
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