lunes, 3 de junio de 2013

♣ PEDAGORÍA DE LA INDIGNACIÓN Y EL DERECHO A CAMBIAR EL MUNDO

FORMACIÓN MILITANTE: Texto seleccionado de lectura y estudio, personal y en grupos.
¿Somos progresistas o somos conservadores? ¿A favor de qué estamos? ¿A quiénes beneficia?  ¿Sigue la concentración de las riquezas en pocas manos? ¿Por qué? ¿Qué piensas? ...
Del derecho y del deber de cambiar el mundo
Pedagogía de la indignación. Paulo Freire.

“Y comprendo con facilidad de quien, en la mayor permanencia del status quo, ostente la defensa de sus intereses no pueda aceptar esa práctica, sino que, por el contrario, deba rechazarla. Lo mismo sirve para quien, atado a los intereses de los poderosos, esté a su servicio.” Paulo Freire.
"La lucha ideológica, política, pedagógica y ética que dirige contra ella quien se posiciona en una opción progresista no escoge el lugar ni la hora. Se lleva a cabo tanto en casa, en las relaciones entre padres, madres, hijos, hijas, como en la escuela, con independencia del nivel de la misma, o en las relaciones laborales.

(...) Quizá, uno de los dos saberes fundamentales más necesario para el ejercicio de ese testimonio sea el que se expresa en la certeza de que cambiar es difícil, pero es posible.... Por más grande que sea la fuerza condicionante de la economía sobre nuestro comportamiento individual y social, no puedo aceptar mi pasividad total ante ella. (...)

"El futuro no nos hace. Somos nosotros quienes nos rehacemos en la lucha para hacerlo.

Si, en realidad, las estructuras económicas me dominan de manera tan señorial, si, moldeando mi pensamiento, me hacen objeto dócil de su fuerza, ¿Cómo explicar la lucha política y, sobre todo, cómo hacerla y en nombre de qué?

Para mí, en nombre de la ética, obviamente, no de la ética del mercado, sino de la ética universal del ser humano.

(...) Sólo en la historia como posibilidad y no como determinación- nos enseña Paulo Freire-, se percibe y se vive la subjetividad en su relación dialéctica con la objetividad.

Escoger y decidir, actos del sujeto, de lo que no podemos hablar de una concepción mecanicista de la historia, de derechas o de izquierdas, y si entendiéndolos como un tiempo de posibilidad.

De la educación que, sin que nunca pueda ser neutra, puede estar tanto al servicio de la decisión, de la transformación del mundo, de la inserción crítica en él, como al servicio de la inmovilización, de la permanencia posible de las estructuras injustas, de la acomodación de los seres humanos a la realidad, considerada intocable.
Por eso hablo de la educación, de la formación, nunca del puro entrenamiento.
Por eso, no sólo hablo y defiendo, sino que vivo una práctica educativa radical, estimuladora de la curiosidad crítica, que busque siempre la razón o razones de ser de los hechos.

Y comprendo con facilidad de quien, en la mayor permanencia del status quo, ostente la defensa de sus intereses no pueda aceptar esa práctica, sino que, por el contrario, deba rechazarla. Lo mismo sirve para quien, atado a los intereses de los poderosos, esté a su servicio.

Ahora bien, porque, al reconocer los límites de la educación, formal e informal, reconozco también su fuerza, así como porque constato la posibilidad que tienen los seres humanos de asumir tareas históricas, vuelvo a escribir sobre ciertos compromisos y deberes que no podemos dejar de contraer si nuestra opción es progresista. Por ejemplo, el deber de no aceptar ni estimular, en ninguna circunstancia posturas fatalistas.(...) En cambio, si somos progresistas, si soñamos con una sociedad menos agresiva, menos injusta, menos violenta, más humana, nuestro testimonio debe ser  el de quien, diciendo no a cualquier posibilidad determinada por el destino, defiende la capacidad del ser humano de evaluar, de comparar, de escoger, de decidir y, por último, de intervenir en el mundo.

Los niños necesitan crecer en el ejercicio de esta capacidad de pensar, de preguntarse y de preguntar, de dudar, de experimentar hipótesis de acción, de programar y de casi no seguir programas, más que propuestas, impuestos. Los niños necesitan tener asegurado el derecho de aprender a decidir, que sólo se hace decidiendo. Si las libertades no se constituyen como absolutos, sino en la asunción ética de los necesarios límites, la asunción ética de esos límites no se hace sin el riesgo de que se vean superados por aquellas y por la autoridad o autoridades con las que se relacionan dialécticamente. (...)

La tarea progresista consiste en estimular y posibilitar, en las más diversas circunstancias, la capacidad de intervención en el mundo y nunca su contrario, el cruzarse de brazos ante los desafíos. No obstante, es obvio y obligado que mi testimonio antifatalista y mi defensa de la intervención en el mundo no me convierte en un voluntarista inconsecuente, que no tenga en cuenta la existencia y la fuerza de los condicionamientos. Rechazar la determinación no significa negar los condicionamientos.

En última instancia, si soy progresista coherente, debo testimoniar permanentemente, a los hijos, a los alumnos, a las hijas, a los amigos, a quienquiera que sea, mi certeza de que los acontecimientos sociales, económicos, históricos no se dan de ésta o de aquella manera porque así tuvieran que darse. Más aún, que no son inmunes a nuestra acción sobre ellos. No sólo somos objeto de su "voluntad", adaptándonos a ellos, sino también, sujetos históricos, que luchan por otra voluntad diferente: la de cambiar el mundo, sin que importe que esta lucha dure un tiempo tan prolongado que, a veces, sucumban en ella generaciones enteras.
(...)

Si los Sin Tierra hubiesen creído en la "muerte de la historia, de la utopía, del sueño, en la desaparición de las clases sociales, en la ineficacia de los testimonios de amor a la libertad; si hubiesen creído que la crítica al fatalismo neoliberal es la expresión de un "neobobisnmo" que nada construye; si hubiesen creído en la despolitización de la política, incrustada en unos discursos que hablan de lo que vale hoy es "poca charla, menos política y sólo resultados", si dando crédito a los discursos oficiales, hubiesen desistido de las ocupaciones y vuelto a sus casas, negándose a sí mismos, una vez más, la reforma agraria se hubiese archivado.

A ellos, a ellas, a los Sin Tierra, a su inconformismo, a su determinación de ayudar a la democratización de este país debemos más de lo que podamos pensar a veces.

Y qué bueno sería para la ampliación y consolidación de nuestra democracia, sobre todo para su autenticidad, que otras marchas siguieran a la suya. La marcha de los desocupados, de las víctimas de la injusticia, de los que protestan contra la impunidad, de los que claman contra la violencia, contra la mentira y el desprecio de la cosa pública. La marcha de los sin techo, los sin escuela, los sin hospital, los renegados. La marcha esperanzadora de los que saben que es posible cambiar".

Paulo Freire. Pedagogía de la indignación, Segunda Carta, Del derecho y del deber de cambiar el mundo, Ediciones MORATA. Madrid, 2001. pág. 64-75

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    José Rouillon Delgado
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"POR LA UNIÓN DE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE"
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Presidente del Foro-Red Paulo Freire, Carlos Villacorta Valles : <cvillavalle@hotmail.com>,  y Director Responsable del blogspot.com.
Aniversarios de Paulo Freire: Nace. 19 setiembre 1921- Fallece. 02 mayo 1997
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