SOBRE
EL INDULTO A FUJIMORI. PROPUESTAS
Por
Juan Cristobal
Es un problema complejo, pues las presiones del fujimorismo y de la derecha son diversas y van por muchos canales, desde los aparentemente humanitarios, políticos hasta los mediáticos. Yo veo DOS PROPUESTAS y UNA ALTERNATIVA que pueden ser planteadas desde la óptica de una izquierda que desea una salida justa para el país. Justa, pero dura, aleccionadora para el futuro. Y no una aparente reconciliación como plantea el Apra, poniendo su ejemplo de sus dirigentes que, dicen, cuando salían de persecuciones políticas, extendía la mano del perdón para la reconciliación, pero se olvidan que jamás hubo reconciliación ni del Apra, ni con ellos.
CON SU CARA DE MANDÓN Y DICTADOR
LÓGICAMENTE CULPABLE
Bueno, La PRIMERA PROPUESTA.
Plantear que el problema no es
tanto jurídico, aunque tiene sus visos y aristas, pero sí es político. Y hay antecedentes que nos llevan a ello,
especialmente por las deshonestidades y cobardías de Fujimori, que son varias,
en su carrera a la presidencia.
Veamos
algunas. Cuando había convocado a una reunión de prensa para presentar su
programa político en la primera elección que se presentaba, no quiso hablar porque
no lo tenía, entonces mandó decir a Susana, su esposa en ese momento, que le
había caído mal una comida, el bacalao, y estaba con indigestión.
Cuando en la polémica con Vargas
Llosa se apagaron las luces por orden de él, porque no quería seguir discutiendo
temas que no sabía o que no había preparado.
Cuando el general Jaime Salinas
Sedó quiso sacarlo legalmente, junto con un grupo de compañeros de alta
graduación, él se escondió en un cuartel militar, pero mandó a Montesinos
detener a Salinas Sedó y a sus demás compañeros, aprovechando su condición de
presidente, y los encarceló, aduciendo que habían querido matarlo.
Cuando se fue a Japón dejando la
presidencia del país, pues ya se habían descubierto los vladivideos de la
corrupción, renunció por fax.
Cuando para que no lo
extraditaran postuló como japonés al Parlamento nipón y no salió.
Y ahora, que él y sus hijos piden
el indulto humanitario, hay varias facetas en este desarrollo.
Cuando fue detenido y en la
primera audiencia gritó "¡Soy inocente!", los hijos y la defensa
avalaron ese grito y dijeron permanentemente que era inocente. Al ser
sentenciado, por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, por corrupción y
secuestro la familia y el propio Fujimori insistían en su inocencia, aunque
Fujimori admitió culpabilidad en varios otros agravios penales.
Ahora que siente que su salud
está, digamos, maltratada, Fujimori y la familia piden el indulto humanitario,
no importándoles lo que ellos afirmaban: que era inocente. Pues el indulto
humanitario, si se lo dieran, no lo exime de las culpas a que fue sentenciado.
Pero él y los hijos lo que desean es verlo en su casa. Es decir, Fujimori no es
consecuente, una vez más, con su grito de inocencia y sus hijos tampoco, que
siempre adujeron, una y otra vez, que jamás pedirían el indulto.
Sólo la inefable e intraducible
Martha Chávez acaba de decir, solitariamente, que si le dan el indulto
humanitario significa que es inocente de lo que lo sentenciaron. Es decir, esta
congresista sigue, como una bruja, arando en el mar. Fujimori, por los
antecedentes que hemos citado, no es capaz de cargar con ese grito que lanzó en
la primera audiencia. Lo honesto, desde el punto de vista de él y de su
inocencia, debía ser morir en la cárcel, mensaje que les daría a sus seguidores,
por lo menos a ellos, la efectividad que era o es inocente. Pero ahora que
siente su salud debilitada, no le importa cargar con la culpa a la cual lo
sentenciaron, sino sentirse tranquilo en su casa, como antes en un cuartel
militar o en la embajada del Japón.
Felizmente, la historia (más
cercana) nos demuestra que hay gentes que fueron consecuentes, a nivel
latinoamericano, con sus ideales: Luis de la Puente Uceda, Salvador Allende,
Miguel Henriquez, Juan Pablo Chang, Javier Heraud y el más grande de todos, el
Che Guevara.
Fujimori no es capaz de llegar a
estas alturas. Ahora, sin embargo, cuando siente que el indulto es posible, por
la presión mediática de los hijos y de su grupo político, ha vuelto a decir,
poniendo a Humala en una encrucijada, que si sale él seguirá luchando por su
salud, su libertad y su inocencia. Es decir, cuando siente que las cosas le
pueden ser favorables, quiere inclinar la balanza a su favor. Esto demuestra,
una vez más, lo cobarde y deshonesto que es. Esta puede ser una lucha contra el
indulto(o alguna variante que encuentre el Ejecutivo) y contra la impunidad. Y
contra la deshonestidad y cobardía que representa Fujimori.
LA COBARDÍA PERSONALIZADA
La SEGUNDA PROPUESTA. Es una variante de la primera, pero más radical. Supongamos que Fujimori esté con cáncer terminal, ¿por qué darle el indulto a un ser corrupto y criminal que quebró y arruinó todos los sentimientos humanos, culturales y espirituales de nuestra sociedad, hecho que dura hasta hoy y que durará por mucho tiempo hasta que venga un gobierno honrado y popular? Si tiene que morirse, que se muera, porque en esencia, en lo más profundo de sus entrañas y conciencia, es corrupto, mentiroso y asesino. Que se muera en la cárcel. No solamente mandó matar a los de Barrios Altos y La Cantuta, sino a cientos de personas con las que no tuvo ninguna compasión.
Y LO QUE ES VERDADERAMENTE
El indulto no debe proceder en un
asesino y un ser de malas entrañas como él. Y no es indolencia. Es el grito, si
se quiere, de los que murieron y no pueden ver ahora el cielo, las aves de sus
pueblos y las estrellas. ¿Acaso se daría indulto, si lo hubiesen pedido, a
Hitler y su Estado Mayor que fue juzgado en el famoso Juicio de Nuremberg (por
crímenes de guerra: asesinatos, torturas, violaciones, crímenes a la humanidad:
exterminios, muertes en masa, genocidios, los mismos por los cuales se acusa a
Fujimori y su gobierno) y que sólo uno de ellos murió en la cárcel, Rudolf
Hess, muerto en Inglaterra en 1987, pues los demás se liquidaron para no
cumplir la condena? ¿Se indultaría a Mussolini, a Pol Pot, a Anastasio Somoza y
familia (uno de los cuales murió abatido por los sandinistas en una emboscada),
a Rafael Trujillo, a Papá Doc Duvallier, a Rafael Videla, a Augusto Pinochet y
a tantos dictadores criminales que pulularon por toda nuestra América Latina, después
de conocer sus horribles y horripilantes asesinatos?
Darle a Fujimori el indulto es no
responder a las víctimas y sus familiares, es decir, a la historia. Comprendo,
que puede haber y hay una óptica cristiana en todo esto. Pero no estamos
decidiendo el futuro de nuestras generaciones, presentes y futuras, desde una
visión aparentemente humanitaria, sino el destino de una sociedad que debe
basarse en la justicia y en la razón política y social de sus hechos.
Que un verdugo termine sus días
en la cárcel, por todo lo que ello significa, no es venganza, es cumplir el
mandato humano y justo de una sociedad que merece defenderse. Yo estoy por esta
segunda propuesta.
Habría una TERCERA SALIDA O ALTERNATIVA. Una práctica, sencilla, rápida. No como un acto heroico o de valentía, que sabemos que Fujimori no posee, sino como una actitud decidida para no seguir creando problemas y divisiones al país: sería la de la eliminación personal, el suicidio, como lo hicieron algunos de los jerarcas alemanes.
El dr. Aguinaga, su médico de cabecera, que
estuvo involucrado en las esterilizaciones forzadas a las mujeres del campo,
podría ser de utilidad: entregarle algún aditamento médico para que su “jefe y
guía” no siga padeciendo, ni la enfermedad ni la espera del indulto. No
sugerimos que le alcance un revólver pues sabemos que el reo no es capaz de esa
resolución.
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