miércoles, 25 de enero de 2012

♣ LA IZQUIERDA NECESITA OXIGENARSE Y RENOVARSE CON UNA NUEVA DIRECCIÓN, ALGUNOS NECESITAN URGENTE JUBILACIÓN

Jubilación urgente
Carlos Angulo Rivas
Jueves, 05 de enero del 2011

Una carta abierta a Ollanta Humala, publicada en La República y una entrevista en La Primera, nos pintan de cuerpo entero a Sinesio López, sociólogo de la Universidad Católica.  Pues, bien, en las dos oportunidades brindadas por la prensa diaria, Sinesio López nos despacha una versión donde elude su responsabilidad y por consiguiente, su evidente fracaso como ideólogo auspiciante de la candidatura de Ollanta Humala, hoy presidente de la república, a quien pide una especie de reflexión a fin no fracase su gestión de gobierno debido al archivamiento de la Gran Transformación. Vamos por partes, la Gran Transformación fue desde su publicación una elucubración retórica de propósitos, un intento esquemático de reajuste neoliberal o sea de retoque a las medidas económico-sociales en curso, adscritas sin cumplirse, a la “mecedora” del llamado Acuerdo Nacional. Lo destacable de este pronunciamiento cercano a la fábula y a la ficción política fue la incondicional subordinación de los firmantes, en nombre de la izquierda, a la candidatura de Ollanta Humala.
 El Perú, electoralmente hablando, tiene más de cuarenta por ciento de votación inclinada hacia la izquierda o a favor del cambio económico, político y social; tanto es así que Fujimori, Toledo, García y ahora Humala, fueron elegidos de manera inequívoca por el respaldo de esa votación. Este conglomerado de fuerza popular no está organizado en partidos políticos, de ahí la falta de dirección ideológico-política en el ámbito nacional; y también el aprovechamiento de los candidatos presidenciales para hacerse elegir con esa votación y luego ponerse al servicio de los poderes económicos de la derecha y el imperialismo. Sinesio López conoce esta realidad, por eso llama la atención que quiera él y sus seguidores arrogarse una representación que nunca han tenido, ni como líderes ni como organización; en consecuencia, es mucho decir o atestiguar en la carta abierta que: “El proyecto de la gran transformación que nos identifica a todos los  nacionalistas e izquierdistas que luchamos para que Ud. pasara a la segunda vuelta sigue en pie.” Por favor, la primera vuelta fue ganada por Humala con 32% sin fuerza definitoria alguna, votación, sin partido de la izquierda, que se repite sin la llamada gran transformación desde el 2006 y antes; y si no fue superado ese porcentaje anterior fue precisamente debido a lo gaseoso de la propuesta de Gana Perú, confundida sin remedio a la de Alejandro Toledo.
 Las teorías de Sinesio López, el principal ideólogo de la gran transformación, en un país atravesado por las enormes diferencias sociales y los conflictos derivados de la descarnada explotación de los pobres y desocupados, no pueden funcionar. López es un sociólogo social demócrata y aún no se da cuenta que la socialdemocracia está fundada en la cada vez mejor redistribución de la riqueza socialmente generada; y funciona de forma aceptable en los países ricos e industrializados, inclusive, a pesar de las crisis cíclicas del desarrollo capitalista. Claro, este profesor de la Católica tiene derecho a expresarse. Discutimos, sin embargo, una posición equivocada de cabo a rabo, porque él indujo a firmar a un grupo de intelectuales progresistas, la autotitulada sociedad civil, de manera incondicional, el reconocimiento a Ollanta Humala como líder natural e innato de la izquierda. Así la gran transformación pasó a ser la Biblia de los pequeños partidos de la izquierda, de los frentes regionales y hasta de la CGTP, no tanto por la pobre sabiduría exhibida en un neoliberalismo reajustado sino con el objetivo de no romper la unidad del campo popular; creóse de esta suerte un seguidísimo de “dirección política” respecto a la izquierda electoral. Ese y no otro es el fracaso de la izquierda electoral, ahora, cuando las señales se orientan con Humala a la cabeza hacia la continuidad sin atenuantes de la administración de Alan García.
 Sinesio López es un hombre que no acostumbra a asumir sus fracasos y en su carta abierta culpa a Ollanta Humala, cuando jamás, ni el candidato ni el presidente se declaró izquierdista o siquiera simpatizante de la izquierda. “No soy de derecha ni de izquierda, soy de los de abajo” repite Humala, aunque le haremos el agregado que ya lo distinguía desde entonces, soy de los de abajo pero me gusta vivir como los de arriba. Para quien acostumbra a eludir responsabilidades no es el primer fracaso de sus teorías, a Sinesio López como sociólogo e ideólogo, ya lo gozamos varias veces como furibundo anti Juan Velasco Alvarado; luego en la dirección de El Diario de Marka que llevó a la quiebra pasando de 120 mil ejemplares diarios con Guillermo Thorndike a apenas 18 mil en los tres años siguientes, pues confundió la sociología con el periodismo en una lucha a muerte contra los periodistas profesionales (chivo Castillo, Carlos Castro, el chato Robles, Paco Landa, Paco Moncloa, César Lévano, Ricardo Uceda, Blanca Rosales, Alfredo Pita, Guillermo Sheen, etc.) a quienes llamó la “mafia” por sí y ante sí, y varios de estos profesionales se pasaron al diario La República recién fundado, no olvidemos que frente a los desaciertos de López tuvo que asumir la dirección del periódico de la izquierda peruana, José María Salcedo; de ningún modo, a su vez, Sinesio López, asumió su responsabilidad y fracaso en la división de Izquierda Unida IU cuando empujó ideológicamente la candidatura filo aprista de Alfonso Barrantes en la línea social demócrata contra la “ultra” de los partidos comunistas, el PUM, el FOCEP, etc. cuya candidatura fue la de Henry Peace.
 Y hoy en día, sin la menor autocrítica a los fracasos y su responsabilidad en ellos, Sinesio López insiste en querer dar dirección al movimiento popular y afirma: “hemos salido del gobierno, pero no hemos abandonado el proyecto de la gran transformación, al que, por el contrario, vamos a dotar de músculos y nervios y a darle una vida de masas. Felizmente la política no se encapsula en el gobierno ni se enmarca solo en el Estado. Estos constituyen su referencia y su objetivo, pero ella se desarrolla en las conciencias de la gente de a pie, en las demandas y propuestas ciudadanas, en la sociedad civil, en los movimientos sociales y en sus representaciones políticas. Estas serán nuestras permanentes trincheras de combate, desde las cuales buscaremos enrumbar al gobierno e incidir en sus decisiones políticas.” NO GRACIAS. Este sociólogo, cabeza visible de la gerontocracia izquierdista, no por su edad física sino por lo obsoleto de su pensamiento, debería ya recapacitar en la jubilación total haciendo con ello un fabuloso favor al movimiento social y popular.

   

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