La globalización es uno de los motivos por los que la desigualdad tiende a crecer, porque la mano de obra empieza a competir de forma global y entre los rivales figuran potencias emergentes con mano de obra más barata. El progreso tecnológico también provoca disparidad salarial, porque premia mucho más al profesional formado y perjudica al menos cualificado.
Los impuestos y los servicios sociales son los que reequilibran las diferencias. Así que la OCDE, en plena ola de recortes por la dura crisis financiera y de deuda, ha pedido a los Gobiernos que revisen la fiscalidad y clama por una sanidad y educación públicas de calidad. Pide, además, un impulso al empleo cualificado y, por tanto, mejor pagado. "El contrato social se está empezando a deshacer en muchos países", alertó sobre las tensiones sociales el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, al presentar el informe.
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